Ciudad de México. Con un concierto de gala, la noche de este sábado concluye la versión de 20 aniversario del Festival Internacional de Guitarra de Zihuatanejo, Guerrero, tras ocho días de actividades.

Inaugurada hace una semana, en ella se efectuaron 18 conciertos con la participación de 28 intérpretes, entre solistas y dúos, de diferentes geografías (Brasil, España, India y México) y de distintos géneros musicales.

Esa diversidad y amplitud de repertorios es uno de los sellos principales de este encuentro, organizado de forma autogestiva por un grupo de pobladores, empresarios y voluntarios de ese puerto guerrerense.

“Todo cabe en este festival, no hay barreras de géneros, escuelas, estilos, épocas ni repertorios; está concebido como un homenaje a la guitarra”, señaló Heidi Nygård, integrante del comité organizador.

Detrás de este 20 aniversario no hubo mayor pretensión que “poder seguir manteniéndolo vivo” y como escaparate de las diversas expresiones y posibilidades que ofrece ese instrumento, explicó la promotora cultural noruega.

“Nuestro propósito es celebrar a la guitarra, rendirle un homenaje a través de todos sus géneros e intérpretes de todos los continentes. Es un festival muy amplio, nos han contado los músicos que no hay otro igual en el mundo. Aquí lo mismo hay guitarra acústica que eléctrica; flamenco, bossa nova y tradicional que jazz, blues, rock y clásica”.

El origen de este encuentro se remonta a 2004, cuando promotores culturales locales y extranjeros, así como comerciantes y pobladores, consideró que la música en el lugar se limitaba sobre todo a la tropical, la tradicional, el folclor y la trova, además de que la temporada turística era muy corta.

Así, idearon emprender una fiesta musical que tuviera a la guitarra como su principal protagonista, e invitaron, en primer momento, a intérpretes extranjeros de rock y blues, con el ánimo de ofrecer otras alternativas artísticas y culturales a los habitantes y turistas.

A lo largo de los años, el festival ha crecido, no sólo con representantes de México y otras partes del mundo, sino en número y dimensiones de foros, destacó Heidi Nygård en entrevista telefónica. En esta ocasión, se tuvo como sedes a la Casa de la Cultura y el Muelle principal de Zihuatanejo, así como a los más importantes hoteles, restaurantes y playas del lugar.

“Nuestra misión es lograr que el festival permanezca, invitar músicos de todo el mundo y llenar los escenarios. Tenemos muy bajo presupuesto; pagamos los traslados en avión, el hospedaje y la alimentación de los guitarristas, los cuales nos donan sus actuaciones”, apuntó la promotora.

 

 

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